No hace mucho en uno de mis momentos de ociosidad escuchaba
a Serrat cantando la canción “Esos Locos Bajitos” y de repente me llegó la musa para escribir
sobre este fenómeno natural por el cual todos pasamos. Mientras la canción tocaba mi mente se iba en
retrospectiva e iba analizando todo lo que está sucediendo en nuestra sociedad.
De pronto me impacté. ¿Qué nos pasó? ¿Dónde fallamos? ¿Qué se perdió? ¿Por
qué ya no son tan locos esos bajitos?
Los hijos son la alegría de un hogar. Durante su llegada
todo se convierte en orgullo, fiesta, alegría en fin una emoción incalculable.
Es el deseo de cada pareja pero; ¿qué pasó con esa alegría? Cuando salimos a
lugares públicos vemos como mucho de estos padres han olvidado atender a sus hijos. En
los centros comerciales por ejemplo, es triste ver como algunas madres están dentro de un
estante de ropa (rack) mirando lo último en la moda y su criatura dando bandos
por la tienda. Padres que se llenan la boca que están criando a su chico y
apenas saben quién realmente es su hijo. No conocen sus gustos, sus amistades, ni siquiera su espacio. Otros celebran más su vida social independiente que una buena calificación, un logro o una
pequeña sonrisa de su “bajito”. Luego en la adolescencia nos preguntamos qué
pasa con ese muchacho. Ya no me abraza, no me habla, no me besa. De inmediato
lo resolvemos con el psicólogo para que trabaje el asunto. Un psicólogo puede
ayudar, pero tú sabes cual es la raíz del problema.
Ya los “locos bajitos” no son tan locos. Durante su niñez todo nos
molestaba, era más importante el trabajo, porque con eso tengo para comprar
cosas materiales y hacerlo feliz, así que dedicar un minuto a nuestro pequeño
se podía convertir en perdida de dinero. Esto va calando fuerte en el pequeño.
No es casualidad que haya tanto diagnóstico de niños con déficit de atención. Muchos niños sufren esta condición que
por cierto su “descubridor o creador” recientemente confesó haber inventado
dicha condición para justificar comportamientos. Pero si analizamos a los
padres de estos pequeños veremos que ha habido algo en el camino que convirtió
a este “loco bajito” en un niño especial. Atención, palabra que es tan difícil
de aplicar es lo que provoca esta condición
aunque la neurociencia diga lo contrario. Recuerdo aquel anuncio que decía: “claro hijo
habla con tu mamá”. Esto lo tomábamos a broma, pero los resultados de ignorar a
nuestros “bajitos” traerá grandes y terribles consecuencias.
Los pequeños tienen curiosidades que debemos atender,
necesitan de nosotros. No podemos seguir de la vista larga a sus asuntos y
utilizar los videojuegos, la televisión y los objetos electrónicos como
niñeras. El dinero no compra amor, no
desarrolla sentimiento además, los hijos no conocen del valor del dinero hasta
que tú se lo enseñas. Evitemos cambiar dinero por tiempo. Eso no resuelve nada,
por el contrario desarrollarás una visión distinta de lo que es la relación hijo
padre.
Reflexionemos, aún estamos a tiempo. Si ya haces todo lo que
consideramos incorrecto podemos
ajustarnos. Juega con ellos, empápate de sus cosas luego te haces el ignorante.
Es una satisfacción ver como tus pequeños te explican las cosas, al final hasta
terminas hablando como ellos, con efectos especiales y todo. El dinero se lo
puedes dar, pero que lo ganen. De este modo sabrán el valor del mismo. Déjalos que sean “locos”
disfruta eso pues sabrás que añorarás esos momentos. Serán los recuerdos más
grandes de tu vida y estarán contigo para siempre. Háblales, descubrirás un
mundo de cosas que jamás pensabas que el “bajito” sabía. Demuestra el orgullo
que sientes, cree en cada palabra suya, desarrolla confianza, jamás rechaces un beso o un abrazo, un paseo
por el centro comercial agarrados de mano, eso será una experiencia divina. Si
tienes que llorar con él o ella hazlo, así sabrá que tienes sentimientos y que
realmente sientes su sufrimiento. Si tu niñez no fue así, evita usarla de
ejemplo. Crea tu propia paternidad, no existe un manual del padre perfecto, escribe
tú mismo la historia y cuando esos “locos bajitos” crezcan, agradecerán todo ese legado y que ayudará a encontrar ese manual de instrucciones que aún no hemos encontrado.
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ResponderBorrarMuy interesante, triste y sobre todo cierto, Como unos cambios peqeños pueden mejorar la niñez y aun asi la mayoria de padres no lo hacen.
ResponderBorrarMuy cierto. Lo material tiene el valor del $. Pero el apego, el calor y la confianza que se desarrolla en esos momentos de compartir con nuestros hijos, no lo puede reemplazar nada, ni nadie.
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